¡Liberación, lucha, comunicación y ¿peluquerías? (capítulo 5)

Por Osvaldo Nemirovsci

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El siguiente texto es el quinto de una serie de relatos breves sobre la historia de las tecnologías de comunicación, que aborda el camino recorrido desde el uso de antorchas a la computación cuántica.

Photo by Gift Habeshaw on Unsplash

De cómo los peinados sirvieron como identificación tribal y jugaron un rol clave como lenguaje secreto y complejo.

Seguramente coincidirán en que nuestro continente americano vive, aún porque nunca se pierde esa sensación dolorosa, el drama de la esclavización de nuestras poblaciones negras que llegadas desde África eran obligadas a trabajar en estas tierras bajo el mandato de europeos enviciados y obsesionados con la ganancia material y el deseo de ser obtenida lo más veloz posible.

Hay historias que narran, con localización en Colombia, algunas relaciones concretas entre la lucha de las personas negras y las originales formas de comunicación establecidas entre ellas.

Hubo un líder negro, allá por el 1580, Domingo Benkos Biohó. Se supone nacido en Guinea Bissau y secuestrado por traficantes portugueses que lo llevaron a Cartagena de Indias.

Este luchador decidió enfrentar a los esclavistas europeos y locales y logró escapar y formar, en territorios montañosos una suerte de comunidad negra, “palenquera”. Se llamaban palenques y también quilombos y cumbes, a comunidades pobladas por “cimarrones” o esclavizados que se escapaban de la opresión inhumana de las explotaciones coloniales.

Se considera a San Basilio de Palenque, hoy un pueblo del Municipio de Mahates en Colombia, como el primer pueblo libre de América. En 1603 se firmó la capitulación de paz entre cimarrones y españoles. Años más tarde, en 1713, la Corona de España emitió el Decreto Real declarando aquel palenque libre de esclavitud.

“San Basilio de Palenque creó su idioma propio, que hoy es una lengua que es patrimonio de la humanidad, esa lengua se llama el ‘palenquero’” — Lina María Vargas Álvarez — Antropóloga colombiana.

Pero vamos al tema de la comunicación que informaba, ayudaba a la libertad y creaba cultura. Gran combinación por la que hoy seguimos impulsando quienes creemos que la verdad nos hará libres y que la mejor comunicación es aquella que ayuda a liberarse.

Los palenqueros y cimarrones fueron estableciendo sus originales formas de redes sociales y estas surgían como parte de hechos culturales y de resistencia a la esclavitud. Y, lo más importante, se convertían en fuente de comunicación e información.

Y ahí aparece el cabello, el pelo en la cabeza como dato central de esta historia.

En ese espacio capilar, las mujeres guardaban semillas, trozos de metal y otros elementos que al fugarse pudieran aportar a la nueva tierra palenquera.

Y mediante trenzados, formas de ubicación del pelo y peinados distintos las mujeres armaban en sus cabezas “mapas de libertad” que podían ser leídos e interpretados por otros esclavos.

La socióloga Lina María Vargas Álvare, investigó cómo se utilizaba el cabello para trazar estas estrategias de liberación. “Para planear la fuga de sus amos, las mujeres se reunían alrededor de la cabeza de las más pequeñas y, gracias a la observación del monte, diseñaban un mapa lleno de caminitos y salidas de escape, ubicando los montes, los ríos y los árboles más altos”, anotó en su tesis Poética del peinado colombiano.

Esclavos deseosos de fugarse al ver esos peinados y tener codificado ciertas significancias, sabían qué caminos tomar para huir. Ese lenguaje gestualizado en el cuerpo, en el cabello y que era desconocido por los esclavistas permitía comunicar solo a ellos los datos para la libertad.

De esta forma peinados que también servían como identificación tribal jugaron un rol clave como lenguaje, secreto y complejo para neófitos, y fácil de interpretar para los iniciados.

Por ejemplo, los pantanos se configuraban en el cabello con surcos y mediante desplazamientos de trenzas se ubicaban las distintas direcciones para salir de ellos.

Otras formas de disposición de los cabellos indicaban montes, caminos “culebreros”, ríos y bosques.

Y, como bien señalas modernas interpretaciones sociológicas y prácticas culturales desde hace al menos 130 años, el pelo sigue mostrando enormes relaciones con la comunicación, y baste para esto ver como las barberías y peluquerías, para mujeres y hombres se constituyen en espacios de encuentro para el hablar, compartir e incluso identificarse estéticamente.

¡No todo es chisme y revistas viejas, en las peluquerías del barrio!!

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